Saturday, August 19, 2006

Muerte

Este poema lo escribí hace poco. No es que sea de mi mayor gusto. Espero los comentarios de mi público, no sé qué me dirán... No sean tan duros conmigo.
E en los brazos de la Muerte
Montaigne no la recordó,
que en el vivir,
pensóla e, de noche e día,
la guardó en el corazón
hasta el morir,
cuando olvidóla.


E fue en el conticinio
que a él llególe la muerte
e, moribundo,
remembró los días de Agosto,
e los pexes, e las fuentes
de este mundo,
la Muerte es sola.

Sorel Tobar de Arza, Coplas, 1615
Y, cuando estaba al borde de la muerte,
se agarró el corazón con ambas manos.
Era filósofo, pensador, literato,
sabio, docto y exegeta
y tenía en su biblioteca
no sabía cuántos volúmenes
que le hablaban de la muerte.
Había escrito, a su vez,
su buena cuota
de cavilares y meditaciones
pero, extrañamente,
el final fue distinto a todo lo pensado.
No se le ocurrió, por un segundo siquiera,
la idea de la muerte.
En cambio, vio, entre las paredes del recuerdo
una profunda laguna:
brillaba como un espejo.
Observó los edificios de su infancia
y una mariposa se abrió paso en el aire
y se esfumó entre las llamas de la ardiente bujía,
con su vida.

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