Tuesday, January 16, 2007

Lamento de Orfeu no morro

Lamento de Orfeu no morro

a Eva, sinónimo único de mi vida

Te recuerdo en esa noche
de verdad absoluta
en que te fundías con la oscuridad
y yo no te veía
ni quería verte.

Ni una vez torné a mirarte.

Estabas fresca, como
si hubieras apenas nacido.
Avanzábamos en lo oscuro
con inocencia.
Yo sentía tu mano trenzada en la mía
en yerbajos verdinegros
de sabor a eternidad y a otras cosas
que ignoro;
como lo oscuro.

Ni una vez torné a mirarte.

Las paredes de roca escarpada
nos ceñían.
Con timidez jugué con los dedos
en los encajes de tu corpiño negro.

Ni una sola vez torné a mirarte.

Te desnudé
automáticamente
los ojos posados en el camino que no veía.
(Cadencias que se lleva el viento
y ritmos de pies corredores
sobre la roca hueca y el barro)

Ni una vez torné a mirarte.

Sentí tu desnudez
en mi espalda fría
y, en la oscuridad, me ardieron tus pechos,
frutos negros porque no los veía,
hinchados deliciosamente
y en mi mente eran negros portadores
de ámbares sangrientos de sangre negra
de verdad y delirio
de amor

Ni una vez torné a mirarte.

Tu cuerpo cabía en la palma
de mi mano errante,
mujer amada;
te besaba los labios
con los dedos fugitivos;
con las yemas permutaba acordes
de la lira, en ti;
y tú eras mi lira, mis cuerdas, mi guitarra.

Ni una vez torné a mirarte.

Luego la luz me cegó
proveniente de un nefasto horizonte.

Ni una vez torné a mirarte.

Y supe que el atardecer nacía en tu cuerpo rojeciente
porque vi que el sol se alzaba en el horizonte
(fénix de sangre).

VI, tornando a mirarte por fin,
tu rostro de durazno
y tú forma de día
y desapareciste Eurídice,
llevada por la sombra del sueño
de un hombre que despierta
en un monte, abandonado.

Eduardo Roca, El arquetipo de las cosas

Saturday, January 06, 2007

Acerca de mis libros/ Agradecimientos

Respondo a un comentario anónimo del 17 de noviembre del año pasado. Le pido disculpas, de antemano, a quien lo publicó hace tanto tiempo y a quien he dejado esperando. Mi única excusa, como siempre, es el trabajo.

El anónimo amigo me preguntó: "No he visto libros suyos en México, ¿sabe si hay alguna edición para acá? Saludos y Felicidades." Lastimosamente, no hay edición para México de mis obras que, todavía, son un tanto marginales, en parte porque soy un escritor bastante nuevo y hace poco empecé a publicar. Además, pienso que la calidad de mis trabajos debe mejorar mucho. La literatura es un arte y no debe tomarse a la ligera. Quizás no sea un adepto exagerado de Boileau, pero su consejo (que es más una orden), "Vingt fois sur le métier remettez votre ouvrage/ Polissez-le sans cesse et le repolissez ;/ Ajoutez quelquefois, et souvent effacez", no deja de ser válido. Las opiniones de Borges y de la crítica literaria moderna sobre la censura, según las cuales es un medio útil que determina, en gran parte, la calidad de lo que el mundo conocerá como grandes obras, lo son, igualmente.
Si me hubiera fijado antes, tal vez habría podido pasar por México y encargarle a unos conocidos que le entregaran uno de mis volúmenes. Ahora solo puedo lamentarlo.
Agradezco también a quienes de seguro han sido fieles a este weblog, como Mariakblu, cuya ortografía absurda me divierte (no quiero ofender) y cuyos comentarios me alegran, a Schahêb por su insistencia y su apoyo amigable (un comentario irrelevante: hablando de amistades, la palabra "amicicia", sinónimo del sentimiento de amistad, es muy curiosa) recientemente, a kikilika, de quien, según parece, sabré más, muy pronto.

Sobre "La tejedora de coronas" de Germán Espinosa

La prosa de Germán Espinosa, como reza el epígrafe de su novela Sinfonía desde el Nuevo Mundo (el epígrafe es una cita de Francis de Miomandre), est un vin enivrant. La fuerza de sus largas frases monologales, la impecabilidad del lenguaje, la cultura del autor, apabullante, nos llevan a un estado de vértigo puramente deleitoso, nos deposita en otra esfera, en un mundo donde despertamos del sueño de la razón a la conciencia plena de una razón más grande en sus divagaciones "astrales" --y acaso absurdas-- que el mismo sueño. Las divagaciones filosóficas y existenciales pueden fluir tranquilamente, sin parecer simples ufanaciones y, lo más importante, sin herir la coherencia de la narración --esto es, haciendo del arte un arte pensado y profundo, que no deja, jamás, de ser arte.
Podría comparar el estilo magnífico de Espinosa con la mujer casi salvaje de un poema de Baudelaire. Viene su prosa a mí,

...pour troubler le repos où mon âme était mise
Et pour la dégager du rocher de cristal
Où, calme et solitaire, elle s'était assise...

Una novela de Germán Espinosa, pues, est un vin enivrant.
Entre las que he leído de su Autoría (ya verán el doble sentido), me obsesiona especialmente la más famosa, alabada por la crítica francesa, La tejedora de coronas. Increíble historia de la, en apariencia, simple Genoveva Alcocer, personaje representativo de la mujer libre e inteligente. El solo personaje de Genoveva, la tejedora de coronas, es una reivindicación de esa mujer de corte "feminista", aunque sin aspiraciones de lo que se llamaría hoy "feminismo", ni teorías imaginativas y forzadas. Se trata, al contrario que en el caso del feminismo puro, de un ser que vive naturalmente tanto su feminidad como su igualdad (o, en muchos casos, su superioridad) con el hombre. Puede que los otros personajes, los "machos" (y esto incluye al buen Voltaire), la vean como a un ser sorprendente, sí, pero inferior.
Es curioso cómo la cuestión de la igualdad funciona en desplazamientos al interior la novela. Genoveva no es inferior a los hombres y no se siente inferior. No es sumisa sino rebelde. En cambio, el pueblo americano, el pueblo de Cartagena, está lleno de bestias de cabeza gacha que obedecen ciegamente a lo que ordenan las metrópolis. No utilizan, como Genoveva, sus "luces" para combatir la ignorancia, la creencia en la brujería, la superstición del oscurantismo.
A propósito de la crítica "espinosiana" de la ignorancia, recuerdo que, durante un lanzamiento, el autor recordó que, luego de la publicación de Los cortejos del diablo, "romance" sobre la época de la Inquisición en Cartagena de Indias, se le acusó de anticristiano. La novela, ciertamente, critica profundamente el funcionamiento de los sistemas eclesiásticos. Tal crítica está presente también en La tejedora de coronas. Sin embargo, la sola figura del papa Benedicto XIV, que nos recuerda, de algún modo, las nostalgias renacentistas de Nietzsche al exclamar que "das Christentum saß nicht mehr auf dem Stuhl des Papstes! Sondern das Leben! Sondern der Triumph des Lebens! Sondern das große Ja zu allen hohen, schönen, verwegenen Dingen!" ("¡El cristianismo no estaba ya sentado en la sede papal! ¡Solo la vida! ¡Solo el triunfo de la vida! ¡Solo el gran "sí" a todas las cosas altas, bellas, audaces!", Der Antichrist), tal figura nos aclara, como lo hiciera Espinosa en persona el día de aquel lanzamiento, que el mensaje del autor no es destructivo, que no ataca una doctrina, sino el mal uso de ella. Es el sujeto, el culpable, el hombre de las tinieblas quien busca ese horror. El demonio verdadero de Los cortejos del diablo, no es siquiera el inquisidor Mañozga, sino su ceguera de poder, su propia locura que, como el Sueño de la razón de Goya, produce monstruos nefastos, quimeras, las brujas que atormentan al viejo inquisidor luego de la inmolación de Luis Andrea, adorador de Buziraco. La crítica de Nietzsche vuelve a ser válida aquí: "Ein religiöser Mensch denkt nur an sich" ("Un hombre religioso solo piensa en sí mismo"). Es el egoísmo del cristiano lo que critica el filósofo del martillo, es su primera violencia contra la libertad del ser: la violencia del "mediocre" y "zafio" contra el "hiperbóreo", el genio filológico y médico que cura las enfermedades y da libertad a la razón, quien, des champs donne à son coeur la clé, decía Verlaine. Es, en todo caso, el acto de "violación", de impedimento, de bloqueo a la libertad, la que hace del inquisidor un monstruo. En tal punto de la encrucijada se encuentran Nietzsche y Espinosa, tan diferentes, no obstante.
Nosotros, en estos tiempos del presente, vivimos en otra suerte de oscurantismo, aun si los grandes poetas y escritores de la América Mestiza han sido (y son) también grandes eruditos. Se trata de un oscurantismo que proviene de nosotros mismos: nosotros, al adoptar una posición quietista y estúpida, al dejar que los gobiernos y los sistemas eclesiásticos (o de cualquier tipo) dominen nuestra vida, andar obcecados, obstinados en opiniones retrógradas, evitamos nuestro propio progreso, como árboles hervíboros que devoraran sus propias raíces y troncos.
La lucha intelectual de Germán Espinosa y la calidad de su arte hacen de él uno de los autores más necesarios, verdaderos, profundos y transformadores de la literatura colombiana. No solo eso, también de la vida. Recordemos, para terminar, la dedicatoria a Juan Manuel Roca de su Sinfonía desde el Nuevo Mundo:

Para Juan Manuel Roca,
la perfección de cuya poesía
se defiende del trivial elogio.

Lo mismo podemos decir, sin temer reproche alguno, del "canto bronco" de este gran "romancerista."

Cuadros de Aztecas

Cuadros de Aztecas
Haiku

Quetzalcoátl

I

Fugitivo el dios
con sus recuerdos de la
llama incesante.

II

Ardía la noche.
Quetzalcoatl volaba
en el silencio.

III

La bola errante
del juego de los dioses
cae de nuevo.

IV

El cielo urdido
de estrellas (¿o de seres?)
nos ha observado.

V

En la pirámide
escalo los peldaños.
Hay luz de luna.

VI

Esa serpiente
viste escamas de plumas
y me rodea.

VII

Laguna tímida
de blanco y rojo y negro
y de amarillo.

VIII

¡Ah, Kukulkán,
Quetzalcoátl guerrero,
bebe la sangre!

IX

Bajó tu hermano
en telaraña negra
a enloquecerte.

X

Jaguar; serpiente.
Batalla entrelazada.
¿Es sexo o muerte?



Nezahualcóyotl
Umdichtungen (versiones de traducción) de varios poemas, en haiku.

De "Yo lo pregunto"

Yo lo pregunto:
¿Se vive acaso con
raíz en la tierra?

De "Yo lo pregunto"

Grietas en jade
y oro, rasgada pluma
de quetzal verde.

De "Yo lo pregunto"

Nada en la tierra,
nada aquí es para siempre.
Solo, aquí, un poco.

De "Estoy embriagado"

Yo pienso, digo:
"Si yo nunca muriera,
si no muriera."

De "Lo entiende mi corazón"

Comprendo al ver
la flor, al oír el canto.
¡No se marchiten!

Thursday, January 04, 2007

ARTE POÉTICA

ARTE POÉTICA

Llegan en tropa,
jauría de lobos
amotinados que
se disfraza de grey
bovina,
para rugir en su
mausoleo apabullante
contra mi vena que palpita
entre gritos
y mugir
hasta callar las voces
de sus víctimas
—nosotros—
legumbres en el antro cavernoso.

IN SOGNO LENTO

IN SOGNO LENTO

Estoy contaminado
de ciertas poesías.

Son como el trueno
y su relámpago,
no sé por qué motivo.

El sueño
me negó mis sueños tras los párpados
ilusorios
como una esposa gruñona
niega el sexo;
y me tocó buscar
en el insomnio
los sueños de alguien más
(de algún poeta)
para hacerlos míos;
sueños que, sospecho,
fueron producto
del más terrible insomnio
de una noche
entre sueños.

A LAS SOMBRAS DE LOS VIEJOS POETAS YO DIGO

A LAS SOMBRAS DE LOS VIEJOS POETAS YO DIGO

Poetas,
ustedes han vivido en la sombra
y me condenan a la humedad de sus páginas.
Son pequeños fantasmas
que mis ojos perciben,
que mi cerebro exagera,
que fluyen desde el corazón
hasta las puntas frías de los dedos.

Yo, yo soy herbáceo adentro.
Poetas,
una planta llena de
juncos invasores soy:
me vuelvo negro poco
a poco.

Poetas,
han construido enormes
edificios
de gárgolas paganas.
hoy me sacrifico ante ustedes,
Aquí está mi hígado
para sus haruspicios
Hagan lo que hagan,
lo que quieran,
el futuro dirá.
Sombras.

DIÁLOGO INCONGRUENTE

Otro poema sobre los poemas.

DIÁLOGO INCONGRUENTE


Las palabras son tan poco.

Ay de los poetas,
que las aprecian y las acarician
como si fueran sus dulces meretrices.

A veces, llego a pensar,
hasta copularán con ellas.

Por las noches,
cuando cae la lluvia lodosa,
cuando la miseria nos trae poemas
a la mente,
porque no hay peor prisión
que el cuerpo
y su prisión que es el mundo,
imagino que el poeta sitibundo
meditabundo
tomará una palabra ajena,
la observará con cuidado, supongo,
le dará caricias propicias,
la agasajará con más palabras que regalos
(técnica acaso vana);
la convencerá, por fin,
luego de jugar un papel
en la dialéctica dramática de la retórica,
de una cópula infame,
vedada al hombre solo,
al ruidoso;
destinada al engullidor de silencios.
me figuro, finalmente, la
palabra, despojada
de su virtud y sus vestires albos,
cándidos,
olvidada por el ingrato poeta
que habrá tornado después,
ya bien lo creo,
a devorar ávidamente
la materia ruda de que se compone el silencio.

Haiku

Solo, entre las brumas del olvido y de los neumáticos ardientes en la carretera, camino de Cundinamarca desde la costa atlántica, me puse a pensar en qué es ser poeta. Quizás aún no lo sepa, pero quedó una huella en mí tras esas reflexiones y de esa huella generé varios poemas que aquí verán. Por supuesto, son inéditos. Tal vez algún día, como Borges, rechace mis primeros libros con desdén de conocedor, o habiéndome dado cuenta de que, con el paso del tiempo, soy tan diferente y tan similar a mi álter ego del pasado, que no lo soporto.
Este es el primer poema, es un haiku.

Soy el poeta:
he escrito tristes cópulas
para la muerte.

I'm back

He vuelto. Por fin. Al fin veo mi tierra de nuevo, al fin estos cerros que extrañaba tiernamente, las callejas, las calles, las bocacalles, los suspiros de nubes diferentes... He vuelto. Estuve viajando mucho, ocupado en asuntos del trabajo, negocios burdos que no me placen demasiado.

Visité Buenos Aires, una de mis ciudades favoritas. Fui a México D.F., peregriné por Machu Picchu en Perú, por Cholula en tierras otrora de Aztecas, y soñé con Quetzalcoatl, porque el recuerdo no me dejaba, en las fiebres desérticas de la Guajira.
Fueron largos meses, tediosos en su mayoría, pero que me permitieron leves escapadas a disfrutar de lo que mejor quisiera. Compré libros en tiendas y quioscos no imaginados, recorrí calles que me fueron extrañas y recordé las simetrías de mi querida ciudad de Bogotá. Tristemente reflexioné sobre los muchos destinos miserables de América. Pensé en las esperanzas rotas de la posguerra, en las tristezas del tercer mundo, en la gloria de los países tuberculosos y trillonarios, como grandes cefalópodos hambrientos...
Viaje triste el que viví, lleno, empero, de alegrías, briznas de rocío entretejidas y húmedas...

Pido perdón a quienes hayan visitado este blog. Había bloqueado los mensajes: ahora ya están libres.

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